El respetable
Que dicen que ser respetable es bailar al son de un órgano dorado a los pies de cristo y cantar alabanzas al tallado madero, que sangra cuando nadie mira. Que dicen, ahora, que nadie eres si no sangras al más sangrado, pues no hay sentido en tender la mano al que entrega su honra al légamo. No llores su desdicha, nunca se pagó por derrame. ¡Al infierno el respetable! que las teas ya no quemen más cartones, sino tronos y alcázares. Y que el tirano de harta barriga y honestidad distraída cargue la cruz que adora desde su almena. No desistas de la bondad, ni decaigas en la contienda, aunque la virtud y la moral ya no sean respetables.