Tallado a navaja







Retuerzo renglones, las líneas continuas
que dejó tu carmín. Los miro de cerca,
borracho, y les rezo antes de echarme a
dormir. Me quedo en el último rayajo de
tu espalda pa' abajo y escupo la sangre
que sale del hambre, de morderme los 
labios por ti. A latigazos de saliva,
redimo pecados, que por carne yo he
visto morir. No me hables de cruces
al hombro, que de astillas y clavos
me hicieron, pues mi cuerpo es de olivo 
corrompido por barniz. Tállame otro
corazón en el pecho, que la lluvia
en el mío dejó brecha y ya siento
el marchitar desde la cabeza hasta
la raíz. 

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