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Mostrando entradas de febrero, 2013

Aquí...ahora...

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No sucumbiré a la activa pasividad de mirarte ir impasible. Pues si me entrego a tu marcha, pereceré en vano. Seré cuerpo intangible y dolor materializado. Mas yo quiero ser perpetuo en tu boca y no ave de paso en tu hazaña. Perdona amor esta osadía de entorpecer tu partida, pero si hablamos de posibles, elijo tu presente.

Me arrastras

Me arrastras como papel que  mece el viento. Ligero peso muerto en tus brazos. Brazos largos interminables.  Me arrastras a la vez que me acaricias.  Humedeces mi  cuerpo. Ultrajado por débiles cuerpos que con sus p ulmones y estómagos roban viciosos tu existir. Verde te pintan los que con envidia te miran.  Azul los que en ti se reflejan. Marrón los que a tu alma asoman. Me arrastras azul ultrajado sereno. Hasta la orilla me arrastras. Hasta tu alma me arrastras.

En tinta te convertirás

Te vas, vuelves, y me golpeas. Como golpean las olas, como golpea el herrero.  Enriqueces mi pena. Me marcas con estigmas. Con clavos golpeas. Con fuerza golpeas. Abandonado. Como otoño por el viso, como frío por el ave.  Vuelves.  Convertida  en tinta, en verso,    como poema  vuelves.

El Robo

Saliste de mi pecho para  convertirte  en mera carne. Yaces muerto pálido. De rojo vida a ocre occiso.  De alegre  compás a eterno  reposo.   Y la sangre que ahora corre  por las venas  de este errante,  no es sangre sino hielo. ¡Qué injusto atraco, ratera!  ramera  despiadada que   tras dama te escondías.  Y que mal rayo me parta si en tu fuego no te quemas. ¡Vil, vil, vil cortesana! Que con tretas y  faldas, me devolviste al  olvido del que  nunca debí salir.

No llores mi morena

No llores mi morena.   Que esas  lágrimas que t ú  lloras, avivan  mi llorar.  No llores mi morena. Que si lloras lloro y llorando  nos  perderemos , como un  navío  que zozobra por un faro  que  llora. No quiero verte llorar. Que es el candor de tus ojos el que a los míos refleja.  No llores, por favor, que si lloras no verás lo que mis ojos te lloran.

Soy en ti

Vivir sólo es vivir si vivo en ti. Amar sólo es amar si amo en tu amor. Reír sólo es reír si río en tu risa. Ser sólo es ser si soy en ti.

Si me dejas

Voy a olvidarte, sí, esta noche. Con en el desperezar de la luna y la candela del candil. Con el llanto del lobo y la osadía del grillo. Sí, si me dejas, voy a olvidarte. Y olvidaré tus besos, tu cuerpo, tu olvido. Sí, si me dejas, me convertiré en digno, en cuerdo, en ser. Si me dejas seré presente, seré carne.  Sólo si me dejas seré latido. Permíteme serlo y lo seré.

El patio

En tus débiles muros juré mi inocencia, vil mentira. Vieja aljibe y suelo herido forjando sueños. Hueles a piel, a cuero, a infancia. Aunque fuiste afable, maltraté tus recuerdos, pero no te olvido.

Tu vida o yo

Capítulo 1: No pensarás salir así a la calle Sábado, 20:30 , Paula se prepara para salir. Es el cumpleaños de una amiga y han quedado para cenar y tomar una copa. Indecisa, busca en el armario qué ponerse. Se pierde entre vestidos, pantalones, camisas, sudaderas."Tengo que hacer limpieza" dice en voz alta, cuando ambos saben que eso nunca pasará. Tiene un cuerpo joven y bonito, 6 horas semanales de gym le está costando. Agarra un vestido negro que encuentra en una caja donde guarda "la ropa de soltera". Es corto, ceñido y con un considerable escote. -sí!!- grita al comprobar que tras varios años sin ponérselo, le sigue quedando como un guante. "Perfecto para una noche de chicas" piensa mientras va camino del salón con la intención de hacerle un privado pase de modelos a su amado esposo. Éste, le mira asombrado. Su cara denota deseo y unas ganas infinitas de follarla sin quitarle antes una sola de las prendas que viste. Sin embargo no lo ver

De paso

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Nacemos entre sangre, gritos y empujones. Puros e inocentes cachorros. Sin más abrigo que el de unos brazos temblorosos. Somos  criados y educados bajo la gran sombra de la inconsciencia. Esa que más adelante  azota sin piedad, arrancando cada fina capa de experiencia a tiras. Y latigazo  tras latigazo, vamos curtiendo el hábito. Ya no hay mantas blancas que nos quiten el frío, ni brazos temblorosos que calmen nuestro llanto. Ahora hay frío asfalto y papeles  afilados. Y esos gritos, que un día nos dieron la bienvenida, ahora son clavos que perforan nuestra indulgencia. Amamos, odiamos, reímos y lloramos. Y empujón tras empujón, gritos y sangre, dejamos este mundo, con suerte, de nuevo en otros brazos temblorosos.

Tu turno, Mariano

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Escondido tras mentiras que sólo entran en tu mente, observando, pasivo, cómo humillan a tu gente.  Vomitas promesas, empachado de evidencia y hasta tú mismo sabes  que tu cargo es coincidencia.  Tus perros, sumisos, esperando  la orden, para fustigar al justo, ese que tú llamas progre.  Y mientras tú, en tu bañera, dándote  un baño de espuma, cuando mis hermanos  sangran, está claro, te la sudan. Pero eso quedó claro, cuando una pija  en el congreso, pidió amablemente que nos dieran por el recto. Ahora dicen las noticias que te gustan  las cartitas, qué pasa, presidente, no  te llega pa'comida? Por favor, presidente, métame entre  rejas, allí habrá menos gente que eche mano a mi cartera.

Mil lunas

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Mil lunas esperaré, si la espera me trae de nuevo tu dulce aroma. Mil lunas, aunque cada una de ellas sea más imperceptible que la  anterior. Por volver a sentir tu cuerpo, yo, esperaré. Mil lunas  y ni una más, yo, esperaré. Aunque la ausencia me grite y la dignidad  abandone mi razón. Aunque mis fuerzas flaqueen y el odio invada hasta  el último poro de mi cuerpo. Serán mil lunas vacías, mil lunas perdidas,   pero yo esperaré. Convertiré al tiempo en mi aliado y a la noche en mi  consejera. Haz que esas mil lunas, inundadas de lágrimas, merezcan la  espera, porque yo, tu obstinado amante, te esperaré.