Te veo
Te pinté demonio en mi espejo, al
lado de un corazón borroso que de frío
agonizaba. Te amé cuando la luna vestía
de corto y te odié cuando aún temblaba
de invierno. Construí un baluarte con
un pedazo de mi alma helada y tu fuego
lo convirtió en un cálido arroyo.
Espejismos te escondieron de mis ojos.
Y ahora te veo y me recuerdo. Me miro
y te siento. Te traigo las noches,
suspiros y sonrisas que un día te robé.
Vuelvo a regalarte la mirada y a
quedarme sordo entre tus muslos.
Lo he leído muchas veces y siempre me provoca angustia primero y paz después, precioso como todos pero este especialmente emocionante, al menos para mí. Un beso niño.
ResponderEliminarEs la historia de una venda, que empezó aferrándose con un doble nudo, y después se cayó. ;) Un beso, niña.
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