La guerrera
Y se paseó, entre gritos de dolores,
desertores, y de su mano no iba yo.
Con espinas sin flores y cuchillas
por temblores, hasta que perdió su
esperanza en los amores que estrechaban
su cansado corazón, que lloraba por
las noches de sudor. Y se levantó,
lanza en mano, sin escudo, desgarrada
por llagas, despertó. Ganó guerras
como penas que en el fondo de su
alma enterró y luego escribió con
la tinta de un guerrero que en su
sangre, sueño y hambre encontró.
Valga tu honor, guerrera, que
en tu pelo nace el fuego del
infierno que juró tu tumba y
ahora yace desierto.
Todas ya leídas (alguna me faltaba). Por fin me he puesto al día.
ResponderEliminarEres enorme bandido.
Gelenius.
Gracias, pelirroja mía!! tú sí que eres grande! Muaaaak!
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