Matándoteme
Aquí me veo, viéndote morir, mientras clavas tus pupilas
mortecinas en mi
sonrisa susurrante. “Ya falta poco, mi amor, no tengas miedo”.
Y es que ya no quiero seguir oliendo tu pelo, tocando tu cuerpo,
besando tus
párpados. No quiero tocarte, ni que me toques.
Y que este puñal que hundo en tu
pecho, se hunda en la memoria
y destroce tus caricias. Que borre tus huellas,
las mías, las de la historia.
Que el acero desgarre tu vestido y las lunas que
juntos vimos nacer.
Que se abra camino
entre la piel que cada día vi brillar y
la empape de sangre, borrones y bruma.
Y que cuando por fin
se apague tu vida, apague también este amor perfecto,
estas ganas de amarte y que me ames, este loco desconcierto.
Porque no soporto
vivir un día más sin saber cuando nos separaremos.
No permitiré que nadie más
que yo sentencie nuestra leyenda.
Y
ahora te vas, viéndome morir, mientras clavas tus pupilas
susurrantes en
mi sonrisa mortecina.
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