Pobre de mí
Ella aún guarda bajo
sábanas
el arma que me voló la
potestad
de la moderación. Esparciendo
mi voluntad por el
colchón y
dejándome desnudo junto
al plomo, me dejó morir
en
su sueño de seda gris.
Tiene
metralla en las
pestañas, que
deja volar en un abrir
y cerrar
de ojos, perforando a
su paso
todo corazón que se atreva
a mirar. Pobre del
infeliz que
le crea humana, pobre
de mí.
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