¡Danger!: Evangelized area
La sangre volvió al río, las ranas a la charca y las heridas
cicatrizaron junto al resto de plagas que cayeron sobre Egipto, quedando, sin embargo,
la más cruel y perdurable de todas: la mentira. Esta plaga se extendió más allá
del Nilo, alcanzando la más remota esquina, el más remoto resquicio de raciocinio.
Una mentira que se reprodujo a su imagen y semejanza en otras muchas mentiras
más. Que guetificó el nuevo mundo y nos hizo levantar muros para protegernos de
la mentira vecina. Que nos hizo cruzar inmensos mares y cordilleras imposibles,
con la única misión de convencer a otros de nuestras mentiras, aunque fuera a
punta de lanza. Hoy, esa mentira, que se alimentó y creció, como cualquier
epidemia, aprovechando la debilidad, desconocimiento y precariedad de los pueblos,
sigue infectando y matando. Se creó un virus y su antídoto, y son demasiados
los afectados. Un virus que guarda su cura en el desaprendimiento, la
reeducación y revaloración. Un virus que termina donde empieza nuestra
autonomía y nuestra libertad.
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