Dawn in your skin
Nunca el sol brilló tanto como aquella mañana.
Se coló por tu ventana y me deslumbró, haciéndose
hueco entre las cortinas y tu pelo. Tu cuerpo es
aún más bonito bajo las acometidas del astro rey.
Acariciado por sus cálidos brazos. Iluminado por
su intensa luz. Eras una estrella, irradiada por
otra estrella menor. Como la protagonista de una
obra de teatro, a la que un gran foco, señala cada
uno de sus movimientos. Mecidos en esos rayos, nos
dimos de nuevo, la bienvenida al mundo de los desvelados.
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