Anclado al desarraigo






Soñaba con escapar de esa asfixiante libertad.
La luna, su mesita de noche. La calle, su sonajero.
Su espalda reposaba sobre una vieja caja de cartón, 
que antaño le sirvió como arca. Ataviado con un 
apolillado poncho, que le protegía de las frías 
noches de primavera, otoño e invierno. Pelo cano
y frondosa barba. Grietas en labios y manos. Una
dentadura que brillaba por su ausencia y una sonrisa
estable. Su única compañía era un sucio perro y su
inseparable Jack Daniel's, al que llamaba "camarada".
Innumerables, son las batallas que libraron juntos.
No quiso entender al mundo y el mundo nunca tuvo la
intención de entenderlo a él. Era feliz en su rincón
mugriento. Privado de mentiras, rencores y demás 
algarabías. Nunca supo a quien odiar, pues dios le
concedió el privilegio de la invidencia.

Comentarios

  1. No sé si felicitarte por las letras o preocuparme...

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  2. Conmovedor reflejo de una vida aparentemente marginal que no entendemos y ante la cual solemos volver la cabeza

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  3. El mendigo que describes es feliz, está en paz, por eso el relato no me parece triste ,describe una manera diferente de vivir.
    Muy bien escrito, me ha conmovido como siempre ;)

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  4. "Privado de mentiras, rencores y demás
    algarabías", que verdad...

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  5. ¿Luchó y se rindió? ¿O simplemente no luchó? Creo que lo último, sino ¿Por qué soñar "con escapar de esa asfixiante libertad"?

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  6. Sólo era invidente cuando estaba despierto. En sus sueños, imaginaba una vida tranquila y bella. Por eso, al despertar se sentía un privilegiado, por todo lo que NO conocía.

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  7. Cuando alguien tiene menos que tú y es más feliz, sin duda a uno le hace pensar, pero tristemente, no es consuelo suficiente... Supongo que sí, se puede llegar a ser medianamente feliz simplemente anhelando... Pero a veces quedará un poso de rabia inevitable por lo que no se tiene, más aún si alguna vez se tuvo y se ha perdido. Supongo que quizá depende de la persona.

    De todas formas no entiendo cuál era su libertad asfixiante, y por qué quería escapar de ella, o por qué se sentía privilegiado simplemente soñando las cosas en vez de vivirlas... ¿Quizá porque eso le hacía valorar más el simple hecho de poder o saber soñar?

    Un saludo y enhorabuena por poner tu pluma al servicio de los que nunca cuentan, aquellos cuya tristeza no está revestida de glamour.

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