Terrorismo interno




Búscame en el cráneo termitero de musgo imperecedero.
 En los callos de los sueños que de roce murieron.
 Batiéndome en duelo con el fulano de igual calaña, 
que siempre encuentra el indecente perdón tras caer al barro. 
No hay mayor misericordia que la de mis propias pupilas. 
Las mismas que sollozan con cada acto de terrorismo endémico.

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