La Carmen
Se estrellan golondrinas en su memoria calcinada, anidando ya muertas en sus tirabuzones dorados. Se burlan las tardes que un día le temieron porque ahora no las reconoce. ¡Qué honor fue verte cuando supiste quién eras! y oírte retorcer los cojones a la vida cuando metía la mano en tu cocina. ¡Qué pena formar parte de tu olvido! y verte perder rostros en pañuelos de papel.