Crónica de un abandono
Una vez más me encuentro frente a un viejo enemigo. Una vez más frente la hoja en blanco. Sin saber qué decir, sin saber qué contar. Reclamando a Mozart la inspiración, suplicándole a la luna que se vuelva a vestir de musa. Tropezando con las palabras. Viendo como cada nueva frase se convierte en suceso. Aplaudiendo cada punto y seguido. Exprimiendo mis ideas. Con los codos clavados en la mesa y las manos oprimiendo cada una de mis sienes. Quizá así estimule esas neuronas que parecen haberse sumergido en un largo y exasperante letargo. Un café y un cigarrillo. Ya casi ha amanecido y sigo sin historia. Sólo he confirmado mi sospecha: Este suelo pide a gritos una escoba. Mozart se durmió sobre su piano, y Sollozando, entre reproches, la luna se quitó el vestido. Colérica me regañó por haber fijado mis miradas en otra deidad. "No volveré a llenar de palabras tus cuadernos. No volveré a desnudarme para ti. D...